Convento de la Encarnación

Levantado sobre un recinto ya consagrado, este Real Convento debe su fundación a la figura del muleño Fray Pedro de Jesús (Pedro Botía), que ejerció durante más de una década de consejero de D. Juan José de Austria, hijo bastardo de Felipe IV. El fraile franciscano consigue de su protector aportaciones para la fundación de un convento franciscano femenino den la villa que, unido a otras piadosas donaciones, hacen realidad las obras de la Real Fundación.

En 1680 comienza la construcción y en tan solo cinco años las religiosas, procedentes del convento de las Descalzas Reales de Madrid, ocupan su nuevo monasterio en Mula. Seguidamente Carlos II incluye dentro del Patrimonio Real esta fundación, colocando un escudo de mármol con sus armas en el patio que da acceso a la clausura.

El edificio volverá a tener remodelaciones a lo largo de la primera mitad del siglo XVIII. Por una parte el ala de servicios, situada al otro lado de la calle y comunicadas ambas por un pasadizo bajo el cual discurre la calle Molino Primero, se construye  la casa de los Donados y Confesores y cercana a ésta una hospedería para los familiares de las religiosas. También estas obras remodelan la fisonomía del patio, pues cierra con un compás sobre el que actualmente se encuentra una imagen de San Francisco procedente del Convento de la Purísima Concepción. Pero no sólo estas actuaciones configuraron en el siglo XVIII el definitivo aspecto del conjunto, ya que en la década de 1720 y debido al deterioro de los cimientos del templo, se manda demoler y construir uno nuevo, el definitivo.

El campanario es lo único que se conserva de la antigua ermita de Nuestra Señora de los Olmos., En su interior hay una capilla donde se da culto al Señor de la Escalera, un Ecce-Homo del siglo XVIII pintado en tela. Lo que más destaca de aquí es el artesonado del siglo XVI formado por casetones que están decorados con motivos geométricos y naturalistas.

La iglesia es una construcción al más puro estilo barroco entres naves y planta de cruz latina. En l altar mayor está el Camarín de Nuestra Señora de la Encarnación y a los pies el coro alto y bajo. El crucero está cubierto con una cúpula sobre pechinas en las que aparecen representados entre una exuberante decoración de yeserías barrocas San Francisco de Asís, Santo domingo de Guzmán y Santa Teresa de Jesús. Todos ellos son fundadores de órdenes religiosas de las que hay templos y conventos en el municipio. En la cúpula y en la bóveda que cubre la nave central aparecen decoraciones esgrafiadas que sustituye a los azuletes, más comunes en las decoraciones de los interiores dieciochescos de las iglesias de la región. El altar mayor se cubre con una pintura de M. Muñoz Barberán realizada en la década de 1940 que disimula la ausencia de retablo, desaparecido en la Guerra Civil y del que como muestra solamente queda el tabernáculo.

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